La 28° edición de la Fiesta Nacional de la Pachamama de los Pueblos Andinos reunió a cientos de personas en un encuentro único en San Antonio de los Cobres.

La Fiesta Nacional de la Pachamama de los Pueblos Andinos es un evento que congrega a miembros de diversas comunidades originarias, turistas, copleros y trabajadores de medios en un encuentro que año a año renueva la devoción a la madre tierra. San Antonio de los Cobres, un pueblo enclavado en la majestuosidad de los Andes, se convirtió en el epicentro de esta celebración colmada de significado.
La comitiva partió temprano de la ciudad de Salta. Eran las 7:00 de la mañana cuando el grupo emprendió la travesía por la ruta nacional 51. A medida que avanzaban, y al son de las voces e instrumentos andinos de los viajeros, el paisaje se transformó revelando todo su esplendor en un paisaje con la fauna y flora típica de la zona.
La primera parada fue en Santa Rosa de Tastil, a una altitud imponente de 3,110 metros sobre el nivel del mar. El pueblito ofreció una visión inmejorable de su entorno rocoso. Allí, en medio de este paisaje evocador, se encuentra un tesoro cultural: el museo del pueblo. Un recorrido por sus exposiciones permitió a los visitantes sumergirse en la historia a través de rocas, vasijas, utensilios y otras piezas arqueológicas. La muestra incluye también maquetas que ilustran la geografía desde las alturas.

El ascenso continuó hasta llegar al punto más alto, 4,080 metros sobre el nivel del mar, conocido como Abra Blanca. Aquí, un altar de rocas señala un rito único y conmovedor. Los viajeros descendieron de sus vehículos para expresar su gratitud y pedir bendiciones para el trayecto restante. Ofrendas de piedras, hojas de coca, cigarrillos y alcohol quedaron como testimonio de este acto sincero.
La bienvenida a San Antonio de los Cobres fue cálida y amable. La comunidad Collas Unidos extendió un almuerzo generoso, acompañado por el canto de la talentosa artista Balvina Ramos. Los sabores auténticos se mezclaron con los ecos ancestrales, creando una experiencia única y significativa para todos los presentes.

Una vez saciada la sed y el hambre, los miembros de la comunidad y los invitados se dirigieron a la estación de ferrocarril. Era el momento cúlmine de la celebración: la ofrenda a la Madre tierra. La Fiesta Nacional de la Pachamama de los Pueblos Andinos realiza está veneración tradicional en este mismo rincón sagrado cada primer sábado de agosto. Con música, alegría y devoción, el ritual comenzó.
El acto central de la festividad involucró a todos los participantes, quiénes rodearon un pozo hecho en la tierra, donde luego se depositaron las ofrendas a la Pachamama. Antes de este acto trascendental, las manos se purificaban con alcohol, mientras palabras de gratitud se elevaban al cielo. Alimentos y bebidas se ofrecieron a la tierra como símbolo de agradecimiento, siguiendo una costumbre arraigada en la identidad de los pueblos andinos.
Como cierre de este ritual, un hilo yoki se anudó en las muñecas de los presentes, para la protección a cada persona. Las historias de vida y tradiciones compartidas por los anfitriones enriquecieron la experiencia. Al son de la música y los cantos, concluyó el homenaje. El viaje llegaba a su fin, pero las impresiones y las lecciones aprendidas resonarán por mucho tiempo en el corazón de todos los presentes.
La celebración de la Pachamama en San Antonio de los Cobres no solo marcó un evento festivo, sino también un puente entre el pasado y el presente, una oportunidad de honrar las tradiciones ancestrales y celebrar la diversidad cultural.